Conmemoramos el 147 aniversario del artero asesinato del valiente General Jesús González Herrera

HOY JUEVES 26 de enero.

Conmemoramos el 147 aniversario del artero asesinato del valiente General Jesús González Herrera: Distinguido ciudadano “viesquense” y gran patriota republicano Juarista, defensor incansable del pueblo de Matamoros.

 

Perseguido por los terratenientes que se habían convertido en sus peores enemigos, el general Jesús González Herrera, quien a raíz de su pronunciamiento en contra de Lerdo de Tejada, se hizo de muchos enemigos. El encabezó un movimiento  anti lerdistas, atizando la hoguera en Parras, Viesca y Matamoros. Mientras el jefe político del distrito de Viesca, con residencia en Matamoros, Coahuila, coronel Doroteo Rosales uno de los enemigos mortales del general González Herrera, ya que González lo combatió siempre en la defensa de los matamorenses contra Leonardo Zuluaga. Rosales era jefe del Partido Lerdistas de La Laguna, quien llamó a las armas a sus parciales, entre los que contaban antiguos revolucionarios como Carlos Herrera, coronel Carlos González Montes de Oca, el terrible Toribio Regalado y otros más, que formaron la Alianza de La Laguna.

Estos enemigos del general González Herrera, se dieron cita en Matamoros, Coahuila. el 21 de enero de 1876, pues sabían que González Herrera el jefe pronunciado, contaba con bastantes hombres valientes de Viesca, San Pedro, y por supuesto de Matamoros. Hombres leales como el coronel Chapman, comandante Jesús Cortinas, Severiano Ávila, Agustín Domínguez e Ildefonso Pérez.

Rosales al acecho, sabe que los revolucionarios salen de Viesca, y pasan por la hacienda de Hornos, dirigiéndose a Mieleras, y de ahí a la villa de Lerdo, para después, el día 25, ocupar el Rancho del Torreón. González Herrera y su gente, acamparon en el Rancho del Torreón, el 25 de enero de 1876, muy de madrugada. Al día siguiente, tomaron río abajo, movimiento que fue conocido por el coronel Rosales, y ocasionó que el grupo rebelde se encaminara a la hacienda de la Concepción (La Concha o La Chona), cuyo casco se situaba en la margen derecha del río Nazas, cerca del paso conocido como el Paso del Huacal, a corta distancia del rancho de San Rafael del Huero, donde hoy se encuentra el ejido de La Concha.

Habiendo avistado las fogatas de los rancheros de González Herrera, el coronel Doroteo Rosales envió una patrulla de reconocimiento, con instrucciones de provocación sin resultado alguno, pues el general González Herrera y sus hombres se encontraban fortificados en la casa principal de la hacienda.

Don César de Bazán describe claramente el episodio con fundamento en los partes rendidos al gobernador del estado de Coahuila, en ese entonces Antonio García Carrillo, diciendo:

Considerando inexpugnable la posición enemiga, los del gobierno se abstuvieron de atacarla y se ocuparon en tender un cerco en espera de que la carencia de víveres obligaría a los sublevados a  abandonar el recinto murado, y poder batirlos a descubierto. Efectivamente, hacia la una de la tarde, la tropa sublevada salió de la finca cruzando el río por el paso mencionado, pero en ese preciso momento, el coronel Rosales ordenó cargar sobre los contrarios que se vieron embarazados bien pronto en sus movimientos de retirada por los caballos.

Surgió la confusión, viéndose obligados la mayoría, a huir a pie, pues el fondo del tajo de Sacramento era lodoso, y costaba mucho trabajo escapar a caballo. En ese preciso instante, hacían llover una lluvia de plomo sobre los rebeldes, haciendo una verdadera carnicería, que se llevó a cabo en el personal de la música, personal que en la villa de Viesca se había unido a González Herrera. En esos instantes de confusión el jefe Rebelde seguido del coronel Elizondo, y de su segundo Juan Chapman, así como de los principales oficiales, se detuvieron a detener la retirada, pero con tan mala fortuna que sus caballos se atascaron pesadamente impidiéndoles la defensa. González Herrera vio caer uno a uno sus oficiales. Comprendiendo la derrota, se dispuso a vender cara su vida. No pudiendo salir el caballo desde el fondo del tajo, entre el pajonal, se batía bravamente y fueron de su pistola todos los muertos del gobierno oficialista que cayeron en la refriega. Éstos fueron Agapito Montelongo, que sufrió de González Herrera un balazo en la frente; Facundo Sifuentes a quien le destrozó la mandíbula inferior; Gabino Mercado con un balazo en la cabeza, y Francisco Mercado, muerto en la misma forma. También fueron hechos heridos por los compañeros de González Herrera, los soldados gobernistas Francisco Martínez. Valentín Guerrero y Juan López.

“Como un león enjaulado, seguía batiéndose denodadamente, el antiguo patriarca, amigo de don Benito Juárez y de Victoriano Cepeda, pero una orden de Rosales hizo que los suyos, se precipitarán disparando a la vez sobre el bravo militar de los días de la intervención, y fue entonces cuando cayó el general Jesús González Herrera acribillado a balazos, entre el lodo y la sangre de su caballo. Sus enemigos se precipitaron sobre él. Estaban furiosos por la muerte de sus compañeros y arrastrándolo sacaron el cadáver para conducirlo hasta unos bordos cercanos, sin que dejaran de disparar sobre el cuerpo del muerto. Con cólera salvaje, con algo de satánico y de infernal que no les hace honor alguno, no sólo porque se trataba del hombre de mayor prestigio y bravura de La Laguna, sino por sus instintos de bárbaros, que no acusan nobleza alguna en la acción. Luego, por órdenes de Rosales, colgaron el cadáver de uno en los álamos, las facciones estaban desfiguradas, la espesa barba castaña había desaparecido; la sangre y el cieno sobre la ropa hecha jirones, haciendo aquel despojo humano más horrible, y tanto que se dijo que aquel cadáver no era el de González Herrera, sino de su coronel Elizondo, apenas llegado de Durango, perteneciente a las fuerzas pronunciadas de Susano Ortiz, y que había a unirse al jefe lagunero en la Villa de Viesca, a donde fue conducido por el jefe del partido “Gonzalista”, de Matamoros, el señor don Pedro José Montoya.

Quedaron muertos según el parte rendido, aparte de González Herrera, Juan Chapman, el coronel Elizondo, Agustín Domínguez, Tranquilino Orejón, Florencio López y José M. Agundis, que no fueron identificados. Don Francisco L. Rodríguez termina este doloroso episodio, agregando: Los prisioneros en número de 23 entre los que se encontraban los músicos de Viesca, que no habían perecido. El cadáver del general González Herrera, descolgado y lavado por manos piadosas, fue conducido a la Congregación de Mayrán, donde se sepultó rápidamente a causa del estado de descomposición que impidió ser conducido a Parras donde pretendían exhibirlo.

Desde un principio se dijo y así se sabe a través de las generaciones que al darle sepultura se colocó una masa de carro como

señal, que lo identificara algún día que quisieran rescatarlo. Así murió el defensor de Matamoros, General Jesús González Herrera un día como hoy 26 de enero del año de 1876 hacen  ya 147 años.

Textos de don Francisco L. Rodríguez, (César de Bazán), y Alfonso Ramírez Leyva. Arrancados al olvido por el Cronista de Matamoros Coahuila Profesor Jesús Lamas Puentes.

Matamoros Coahuila 26 de enero del año 2023



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